NEPTUNO
EL SIMBOLO
Primitivamente, Neptuno era considerado deidad del cielo en su aspecto de “aguas superiores” es decir, de las nubes y la lluvia.
Posteriormente, dios de las aguas dulces y fertilizantes.
Y finalmente, fue conocido como el dios del mar.
Cirlot en su Diccionario de símbolos dice:
En esta progresiva asimilación vemos mejor que una trayectoria cronológica e histórica una proyección espiritual que repite el mito de la “caída” integrándolo en la personalidad neptuniana.
Los dioses legendarios y mitológicos se originan como el resultado de la proyección de las cualidades inherentes a la naturaleza humana.
Es más fácil enfrentarse con las cosas que no se comprenden fácilmente cuando estas se colocan fuera de la esfera humana y en algún otro lugar, como el Monte Olimpo.
Estas cualidades, al ser colocadas o proyectadas hacia fuera, son consideradas entonces como no pertenecientes a nosotros sino a alguien o a algo ajeno.
Los dioses son los responsables –nosotros somos las victimas de sus caprichos y extravagancias.
Neptuno tiene indudablemente una relación con los estratos más profundos del alma individual y universal (el inconsciente colectivo de Jung)
Neptuno es el Señor de los abismos.
Este es el planeta del poder de la imaginación que surge del inconsciente.
Como sabemos, la imaginación tiene sus caprichos y extravagancias, que no se pueden clasificar fácilmente y son por tanto difíciles de comprender.
Neptuno es el regente arquetípico del mar y de todas las cosas liquidas que, como tales, representan aspectos del inconsciente que se agitan dentro de nosotros y que no resultan fáciles de percibir y comprender.
El inconsciente esta lleno de “materia” indefinida.
Con su tridente Neptuno agita el mar y quiebra las rocas de donde surgen las fuentes.
El mito tiene mucho que decir sobre el poder de Neptuno, que en su naturaleza positiva produce, en el nivel interno de la psique, movimientos en las profundidades del propio ser, provocando que la imaginación creativa surja de la dura roca de la conciencia del ego.
El ego es la roca que Neptuno fragmenta.
Cuando los conceptos rígidos del ego se disuelven, emergen nuestros aspectos de Neptuno.
Todos nuestros engaños nadan delante de nosotros y comienzan a disolverse, solo para ser reemplazados por otros nuevos.
Neptuno hace salir del mar a los toros y caballo –expresión simbólica del resurgimiento de la energía cósmico del océano primordial.
Monta los caballos sobre las olas, símbolo de las fuerzas ciegas y del caos primigenio.
Es el dios del inconsciente y del pecado; su reino es la morada de los monstruos y de las especies inferiores.
Gobierna sobre los monstruos de los abismos, de nuestras almas.
Es el rey de las profundidades del inconsciente y de las turbulentas aguas de la vida; desata las tormentas, que simbolizan las pasiones del alma.
Es también el que somete a las tormentas.
En tridente de Neptuno se identifica con la varita mágica.
El es el Mago Supremo, el que trata con las ilusiones.
El tridente también hay que señalarlo, se le atribuye a Satán y a Shiva, El Destructor.
Este es el poderoso símbolo de Neptuno.
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